Este es el primer disco de Ray LaMontagne y el que consiguió después de haberlo escuchado, hace más de seis años, que espere cada nueva entrega, del de New Hampshire, con la mayor espectación. Desde la bonita portada, en la que una chica con los ojos vendados baila con un diablo, -posiblemente al ritmo del vals Narrow Escape-, en una representación del dicho "El amor es ciego", hasta la última canción, despierta nuestra curiosidad. En lo musical nos preguntamos, ¿de dónde saca esa voz teñida de melancolía y cargada de experiencia con la que desmenuza amores y desamores?. Yo no lo sé. Pero lo cierto es que Ray trabajaba en una fábrica de zapatos, hasta que un buen día escuchó en la radio un tema de Stephen Stills, llamado Treetop Flyer, que este interpreta con una voz rota y una acústica de una manera bastante austera, lejos de los temas preciosistas arreglados con cuerdas que le gustan a LaMontagne, pero la esencia es la misma, una voz peculiar y una guitarra acústica. Quizá esa sea la respuesta a la pregunta y el motivo de que haya editado, este, su primer disco a los treinta y un años. Y sino lo es, da lo mismo, siempre nos quedará la música y la increible voz de Ray LaMontagne.
Para Rubén, Borja, Raquel, Il Cavaliere, Javier, Pablo, Jesús, Juan, Inés, Marta.
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